¿Volveré a ver al superheroe? Tuve la suerte de tenerlo por algunos instantes a mi lado. Camino hacia la estación donde coincidimos y nos conocimos un poco más. Pero hoy no viene, no aparece. ¿Cómo es posible eso? No lo sé, y la
posible respuesta no quisiera saberla. Prefiero seguir la idea que
tenemos el superheroe y yo acerca de nuestras reuniones: pensar en uno. Por
ejemplo, el piensa en mis palabras. Piensa en mi voz.
Piensa en lo que siente cuando está a mi lado. Y por extrañas
circunstancias me dice que NO y al rato que SI. Siempre queda el hilo ahí.
En mi caso, yo pienso en el, en su mirada y su sonrisa. Por curiosidades de la vida, aparece su rostro frente al mío, como si la hubiese invocado. Aparece en las situaciones menos extrañas y pensadas. Como la vez que lo encontré a la orilla del mar. El superheroe arrojaba piedras al agua. Yo no nunca había ido a ese lugar, pero ese día (no sé por qué) decidí ir ahí, y el estaba presente, en el mismo lugar, en el mismo instante. Pero esta vez no está. Ha fallado a nuestra reunión, aunque no era una cita formal. Nunca hay citas formales. Hoy no esta.
¿Cómo he llegado a crear un cariño tan grande? Nadie nos presentó (como suele pasar). Sólo un día apareció, ¿o yo aparecí? el superheroe montando en bicicleta rumbo a la estación. Los dos quedamos parados uno enfrente del otro, nos quedamos callados, y reímos. ¿Cómo surgió la plática? No lo recuerdo, pero desde ese día ha crecido mi querer. Ha llegado a mí sin saberlo.
No se nada de el hace mucho tiempo. La última vez que estuvimos juntos fue en un abrazo, en una biblioteca. Como he dejado claro, un encuentro ocasional era lo menos ocasional en nuestras vidas. Mi vida es como una contradicción, porque camino sin buscarle, pero se que camino para encontrarle. Eso es lo que en verdad me fascina, la espontaneidad del encuentro. La última vez ni se me acerco. Pero me advirtió que no me preocupara,que nos volveríamos a ver para tomar un café.Volveré a ver al superheroe?
En mi caso, yo pienso en el, en su mirada y su sonrisa. Por curiosidades de la vida, aparece su rostro frente al mío, como si la hubiese invocado. Aparece en las situaciones menos extrañas y pensadas. Como la vez que lo encontré a la orilla del mar. El superheroe arrojaba piedras al agua. Yo no nunca había ido a ese lugar, pero ese día (no sé por qué) decidí ir ahí, y el estaba presente, en el mismo lugar, en el mismo instante. Pero esta vez no está. Ha fallado a nuestra reunión, aunque no era una cita formal. Nunca hay citas formales. Hoy no esta.
¿Cómo he llegado a crear un cariño tan grande? Nadie nos presentó (como suele pasar). Sólo un día apareció, ¿o yo aparecí? el superheroe montando en bicicleta rumbo a la estación. Los dos quedamos parados uno enfrente del otro, nos quedamos callados, y reímos. ¿Cómo surgió la plática? No lo recuerdo, pero desde ese día ha crecido mi querer. Ha llegado a mí sin saberlo.
No se nada de el hace mucho tiempo. La última vez que estuvimos juntos fue en un abrazo, en una biblioteca. Como he dejado claro, un encuentro ocasional era lo menos ocasional en nuestras vidas. Mi vida es como una contradicción, porque camino sin buscarle, pero se que camino para encontrarle. Eso es lo que en verdad me fascina, la espontaneidad del encuentro. La última vez ni se me acerco. Pero me advirtió que no me preocupara,que nos volveríamos a ver para tomar un café.Volveré a ver al superheroe?
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