He aprendido que una persona no debe fincar la felicidad de tu vida.
Que no se necesita estar enamorado de alguien para sentir ese amor
interminable hacia la vida, para escribir los versos más hermosos o
tristes de la noche, o para contemplar las historias de amor que se
cuentan. Sé que la fuente de inspiración, dulce o más intensa, se puede
crear admirando la naturaleza de lo que nos rodea.
Estar enamorado del amor, ese que es el motor de las cosas
increíbles y extraordinarias que nos acontecen, es la luz en el
sendero... junto con los sueños y la imaginación creamos
momentos inolvidables, memorables... Cuando se aprende a convivir y no a
vivir por esa persona todo resulta más sencillo. Cuando no toda tu
atención se basa en alguien o en algo. Redescubres este mundo a cada
instante, disfrutando el verdadero placer de vivir, de sonreír, de
admirar la lluvia, las estrellas y la luna. Es ahí donde empieza el plus
a nuestra existencia.
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