martes, 10 de diciembre de 2013

En Navidad

Un año más, entramos en una de las épocas del año donde se supone que todo es alegría y diversión. Pero, a pesar de celebraciones, regalos y descanso, en muchas personas aflora un estado de tristeza y pena. Y es que la obligación de ser feliz en una fecha determinada puede causar justamente lo contrario. Posiblemente, cuando la supuesta idílica situación de unión familiar y dispendios no se dé, ya sea por muerte de un ser querido, una ruptura sentimental o la falta de recursos económicos, se producirá en la persona tal frustación que se tornará muy difícil no caer en la melancolía y aflicción. 
En la mayoría de los casos en que esto ocurre, se suele deber a la muerte de alguien cercano. Es lógico encontrarse triste ante esta tesitura, sobre todo si no se ha realizado bien el duelo. Por otro lado, si estamos pasando un apurro económico, el hecho de no poder celebrar la Navidad como lo hemos hecho otros años, hará que nos sintamos frustados. De todas formas, conviene no exagerar la Navidad. Es cierto que es una celebración religiosa con una importancia muy grande para varias confesiones, sobre todo la cristiana. Pero eso no se debe confundir con un exceso de consumismo, pues sabemos que el gastar más no va a hacer que seamos más felices, ya que al final lo importante no es cómo decoremos la mesa, sino el contacto humano y las relaciones con los demás. Es esto lo que nos aportará las mayores satisfacciones. 

Con su permiso voy citando....
"Los juguetes - esos demonios disfrazados de plástico - duran apenas una temporada, un cumpleaños, dos partidas, una versión. .......... Como lo material ya no llena, y los juguetes se terminan por olvidar, este año me he decidido a pedir personas. Las personas - esos juguetes disfrazados de dignidad - resisten lo que dura un curso, un hobby compartido, un enamoramiento."

Bueno, Feliz Navidad a todos en general, a ti en particular!

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