Qué difícil es aprender en esta vida, aprendemos a ser buenos hijos
cuando somos padres y buenos padres cuando somos abuelos. Aprendemos que
la amistad es una gran virtud cuando ya hemos perdido el mejor amigo y
no tenemos a quién contarle nuestros secretos y las vivencias. Aprendemos a pedir perdón cuando nunca hemos perdonado, y ya
perdimos la esperanza de ser perdonados, miramos a nuestro alrededor
dándonos cuenta que estamos solos. Aprendemos demasiado tarde que el más
bello y hermoso de todos los sueños es muy difícil de cristalizar, que nada en esta vida se logra sin sacrificios, porque lo que alcanzamos sin esfuerzos jamás tendrá sabor a gloria. Aprendemos muy tarde que necesitamos mucho tiempo para hacer
posible nuestros anhelos, ambiciones porque nunca tenemos la voluntad,
para que nuestros deseos queden satisfechos. Aprendemos a mirar con ternura cuando nuestros ojos no
distinguen los bellos y hermosos colores del arco iris. Aprendemos que
el amor es el más bello y tierno de todos los sentimientos, cuando
dejamos pasar todas las oportunidades para darle cabida en nuestro pecho a un genuino y gran amor. Aprendemos a percibir las fragancias de las flores, cuando hemos destruidos todos los jardines y no tenemos espacio para cultivarlas. Aprendemos que necesitamos el calor de un fuerte y tierno
abrazo cuando nuestro cuerpo está temblando de frío y no tenemos a nadie
cerca para que caliente nuestra humanidad. Aprendemos que debemos
ahorrar cuando lo hemos gastado todo, sin darnos cuenta estamos
arruinados y el tiempo de guardar pasó sin poder hacer nada para
detenerlo o echarlo atrás. Aprendemos la importancia de ser feliz al lado de nuestra pareja
cuando ella cansada de tantas infidelidades se marchó para siempre de
nuestro lado sin decirnos adiós. Aprendemos que ser honestos y sinceros
es una gran virtud cuando nadie cree que somos capaces de ser leales y
que hemos cambiado, nuestra forma de ser y de pensar. Aprendemos a disculparnos cuando hemos faltado, pero eso lo
hace cualquiera lo más importante es demostrar que tenemos la sana
intención, que nos ha crecido el alma para pedir el perdón a sabiendas de sentirnos culpables; en el
momento oportuno. Debemos aprender que las cosas buenas vividas en el
pasado, por mucho que la recordemos jamás serán irrepetibles en la vida;
lo mejor no es lo que está por llegar, sino los buenos momentos que
estamos viviendo en el presente; tratando siempre de aceptar que el sol
sale todos los días y brilla igual en todos los rincones de la tierra. Debemos
aprender que el amor es infinito no tiene color ni fronteras, pero hay
que quererse así mismo para poder amar a nuestros semejantes; esto
llenará de paz el interior de nuestras almas. Debemos aprender que el amor y la pasión no se mide por los
suspiros que brotan del pecho sin por los tiernos y ardientes momentos
en que nos dejaron sin aliento.
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