La
existencia está llena de posibilidades, la vida está por supuesto
llena de momentos, que nos definen o nos redescubren.
Que tal si...
Que hubiera pasado
si...
Y si me voy hacia la
izquierda y no a la derecha...?
De esa agua no beberé,
pero se dice porque beberse quiere. Y el agua deliciosa y
refrescante, aclama que sea vehículo de purificación o de
exaltación.
Del agua se nutre la
uva y quién conozca sus poderes, los de la uva, sabrá que de pasar
por la tierra y llegar a la vid para encontrar las raíces y
finalmente llegar a la uva, sabrá que el precio lo vale, y si es mi
destino convertirme contigo en vino, llegará mi agua a tu fruto para
que juntos destilemos placer como marionetas inconcientes de la vida.
Si me pierdo
hallándote, no importa, el placer no es sólo por encontrarte sino
por buscarte, dentro de la tierra, entre tu savia, arriba del sol. Se
que ahí estás y que dentro de un racimo está la uva que yo quiero,
no otra sino esa precisamente; terquedad quizá, casualidad talvéz,
insistencia con filo, o aquella gota de agua que de tanto intentar
abre cualquier roca y cava cualquier canal y forma cañones en el
tiempo.
El fuego no se apaga
con agua sino con fuego, el trébol de cuatro hojas da suerte aunque
tenga tres y en forma creciente, recuerda que lo que no se vive se
pierde.
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