Mi mundo es un valle rodeado por todos lados por rocas impenetrables,
elevadas como una muralla frente al mar; ningún ser humano puede
conocer el paraíso terrestre que yo veo. Tiene un solo acceso ingeniosamente
disimulado por una roca camuflada: es la entrada de una gruta que conduce
al interior de la isla. Quien no siga este pasadizo pensará que
mi isla es un apilamiento de rocas áridas, sin vegetación
y sin vida, que surge del mar. Pero, ¿qué hay en el corazón
de la isla? Gigantescos bloques de granito corren, cual si fuesen negros
guardianes, alrededor del valle, éste sí profundo y situado
debajo del espejo del mar, cubierto de infinitas flores, de viñedos
vírgenes y de elevadas y aromatizantes hierbas que jamás
han sido segadas. Todo un mundo de animales vive sobre este mullido tapiz
del mundo vegetal. Miles de abejas, de abejorros vestidos de terciopelo,
de mariposas azules… En el centro del valle, un lago en el que se reúnen
las cuatro fuentes… En medio de este lago, otra pequeña isla rodeada
de naranjos, que parece oscura porque refleja también las rosas,
la maleza y los juncos. Escondida entre los naranjales se encuentra la
gruta en donde edifiqué mi casa e instalé mis colmenas. Esta
isla dentro de la isla es, en efecto, un jardín que hice para las
abejas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario