Por alguna razón he
comenzado a sentirle a la existencia una falta de sal, quizá sean
los últimos acontecimientos.
Lo cierto es que cada vez siento la necesidad de hablar menos, las conversaciones no me satisfacen, miro a la gente hablar y de sus bocas sale ruido, y estoy comenzando a añorar el silencio.
Mientrás más leo me queda la sensación de entender menos lo que miro, quizá sea que la realidad se comienza a diluir en algo que no es, o que antes yo no veía, o no me gustaba ver. Cómo esa película que ví ayer.
Tengo deseos de diluirme momentáneamente, tengo muchas cosas en la cabeza, a veces trivialidades, a veces pensamientos puros, pero que a nadie interesan, a veces fantasías de vivir por alguna razón más poderosa que la finalidad de concluir esta vida.
Lo cierto es que cada vez siento la necesidad de hablar menos, las conversaciones no me satisfacen, miro a la gente hablar y de sus bocas sale ruido, y estoy comenzando a añorar el silencio.
Mientrás más leo me queda la sensación de entender menos lo que miro, quizá sea que la realidad se comienza a diluir en algo que no es, o que antes yo no veía, o no me gustaba ver. Cómo esa película que ví ayer.
Tengo deseos de diluirme momentáneamente, tengo muchas cosas en la cabeza, a veces trivialidades, a veces pensamientos puros, pero que a nadie interesan, a veces fantasías de vivir por alguna razón más poderosa que la finalidad de concluir esta vida.
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