En
cuanto a la
actualidad de Descartes podemos, partiendo del Discurso del
Método, comentar los siguientes temas que se presentan en
nuestra sociedad. Descartes fue el primero en conseguir la autonomía de
la razón, además, ajena a las exigencias de la fe. La concepción
iniciada por Descartes abrió el camino que desembocaría en los grandes
proyectos de ciencia y tecnología.
Matematización
y desarrollo científico e informático.
La
parte II del Discurso propone un método y un criterio de
verdad heredero del matemático, con el que Descartes cree que todas las ciencias
conseguirán éxitos. La matematización de lo
científico y, por tanto, de lo real, es una característica que desde entonces
ha impregnado casi todos los ámbitos de la cultura occidental europea y
americana. El
conocimiento de cómo son las cosas se consigue cuantificando y descubriendo la
ley que expresa las relaciones entre esas cantidades. Los
descubrimientos científicos (física, química, biología…) y
todas las aplicaciones técnicas (ingeniería, medicina…) han sido tales que la
fe en la religión ha sido sustituida por la fe en la ciencia. La salvación está en la ciencia. Por ello todos los gobiernos
insisten en invertir en investigación científica.
La informática es la última expresión de la
actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla del “mundo
digital”, de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. Cuando estamos
frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo
perfecto de conocimiento: un marco absolutamente axiomatizado en el que a
partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no
hay contradicciones, si el programa no funciona es porque está mal diseñado.
Autonomía
de la razón, laicización y ciencias sociales y humanas.
La matematización por sí
sola no hubiera propiciado el desarrollo científico si Descartes no hubiera
defendido a la vez la autonomía de la razón. Sólo una razón que se separa de
cualquier creencia, una razón pura, es la que puede llegar a la verdad.
Descartes se convierte así en la referencia básica del proceso de laicización.
Una vez que la razón se ha separado de la fe y el mundo físico ha dejado de ser
el fruto de la creación divina, la ciencia encuentra un nuevo campo en el que
descubrir leyes sin que tengan que ser testadas por ninguna autoridad distinta
de la propia experiencia. Desarrollo científico y laicización son, al menos en
Europa, procesos paralelos, aunque esta lucha de la razón por separarse de la
presión de la fe se sigue manteniendo (intento del creacionismo estadounidense
por eliminar la enseñanza del evolucionismo en las escuelas, la crítica del
Vaticano a la investigación genética…). Incluso las ciencias sociales y humanas no han podido evitar verse ligadas a la matematización.
Pero la separación razón-fe no
ha traído sólo el
desarrollo, sino que ha contribuido a la
aparición de posiciones ateas, y agnósticas. Aunque la razón, según
Descartes, llega a la
certeza de Dios, la modernidad ha perdido el optimismo racionalista: el
hombre contemporáneo ya no cree en una razón tan poderosa para afirmar
de modo claro y distinto la existencia o no de Dios. Es decir, el
racionalismo optimista ha desembocado en un racionalismo agnóstico.
Autonomía
de la razón e individualismo.
El Discurso del
Método deja claro que el sujeto (“pensante”) es quien se impone como criterio
de verdad. “Es verdad lo que mi criterio racional decide que es verdad”.
Pocas afirmaciones tan contundentes se
han hecho en la historia del pensamiento, afirmaciones, por otro lado, alejadas del
relativismo. Descartes no defiende un subjetivismo relativista, sino
racionalista. La razón es la misma en todos los hombres. Es ahí donde se
encuentran las raíces del individualismo del que tanto se ha criticado a la
sociedad moderna, y de la reivindicación de la igualdad de dignidad y derechos
para todos los hombres.
La
verdad y el genio maligno.
Ideas como la sospecha de que nuestra realidad sea un mero sueño ha
sido retomada por varias películas. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia
se refleja en Abre los ojos, de Alejandro Amenábar. El director nos presenta
el tormento del protagonista, incapaz de distinguir cuándo está
viviendo y cuándo está soñando que vive. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, que nos describe un mundo habitado por hombres que, creyendo conocer
a través de sus sentidos un mundo sensible, realmente sólo son controlados por un sistema informático. Es decir, unos
hombres a los que un genio maligno, interpretado como un inmenso ordenador,
engaña, escondiendo la verdadera realidad.
El
dualismo antropológico.
Descartes establece un dualismo entre cuerpo y alma: ambas
son independientes y pueden existir por sí solas; su unión tan solo
puede inducir a error al alma (res cogitans) al ser limitada por la
parte física (el cuerpo, la materia, la res extensa).
Hoy en día, la ciencia y más en concreto la neurociencia han establecido que ambas son sólo una, y por tanto todo queda reducido a materia (cerebro + cuerpo). Si se daña el cerebro, ésto afectaría a nuestra parte física (visión, movimiento, etc.)
Por otro lado, el cristianismo sí que defiende la existencia de un cuerpo independiente del alma, doctrina según la cual el alma es inmortal, y nuestra vida tan solo sería un camino para la salvación del alma.
Hoy en día, la ciencia y más en concreto la neurociencia han establecido que ambas son sólo una, y por tanto todo queda reducido a materia (cerebro + cuerpo). Si se daña el cerebro, ésto afectaría a nuestra parte física (visión, movimiento, etc.)
Por otro lado, el cristianismo sí que defiende la existencia de un cuerpo independiente del alma, doctrina según la cual el alma es inmortal, y nuestra vida tan solo sería un camino para la salvación del alma.
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