"El poeta, en su poema crea una
unidad con la palabra esas palabras que tratan de apresar lo más tenue, lo más alado, lo más distinto
de cada cosa, de cada instante. El poema es ya la unidad no oculta, sino
presente; la unidad realizada, diríamos encarnada (…) [El poeta] quiere la
realidad, pero la realidad poética no es sólo la que hay, la que es; sino la
que no es; abarca el ser y el no ser en admirable justicia caritativa, pues
todo, todo tiene derecho a ser, hasta lo que no ha podido ser jamás. El poeta
saca de la humillación del no ser a lo que en él gime, saca de la nada a la
nada misma y le da nombre y rostro. El poeta no se afana para que las cosas que
hay, unas sean y otras no lleguen a ese privilegio, sino que trabaja para que
todo lo que hay y lo que no hay, llegue a ser. El poeta no teme a la nada”
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