viernes, 5 de julio de 2013

Argollas

Un círculo abierto, en realidad no es un círculo, sino es más bien una forma de decir que uno quisiera cerrarlo, pero que se resiste y no da un milímetro para que la curva avance.

Por el camino uno se encuentra con anillos y argollas que el tiempo tenía escondidas en alguna huella extraña o invisibles para ojos que no quieren ver, como los mios. Y la vida tan sabia como la luna que parece ojo de ciego, simula que no ve, pero lo ve todo, se encarga de llevarnos por caminos o porqué no, sobre nuestras propias huellas y sin saberlo, se cierran aquellos barrancos que antes parecían abismos negros, pantanos oscuros, o en realidad es que en épocas antiguas el mundo era tan bello y las personas tan llenas que todo estaba lleno de luz, tanta, que tampoco se podía ver.

Entonces ahora las argollas ya son argollas y se pueden colgar en el cuello y por fín los círculos podrán llenarse para que la vida pueda fluir hacia vida misma.  Yo feliz por ver y comerme una manzana mejor que la machintosh y más jugosa que un melón de temporada.

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