En 2003, luego de La Tierra vista desde el cielo, Yann
Arthus-Bertrand junto a Sibylle d'Orgeval y Baptiste Rouget-Luchaire
lanzó el proyecto "7 mil millones de Otros". 6.000 entrevistas fueron
filmadas en 84 países por vinte realizadores que salieron al encuentro
de Otros. Desde el pescador brasileño al boticario chino, del artista
alemán al agricultor afgano, todos respondieron a las mismas preguntas
sobre sus miedos, sus sueños, sus pruebas, sus esperanzas: ¿Qué
aprendió de sus padres ? ¿Qué querría transmitir a sus hijos ? ¿Qué
pruebas tuvo que atravesar? ¿Qué representa el amor para usted?...
Cuarenta preguntas esenciales permiten descubrir tanto lo que nos separa como lo que nos une. Estos retratos de la humanidad de hoy son accesibles en este sitio internet. El corazón del proyecto, que es mostrar todo lo que nos une, nos une y nos diferencia, se encuentra en las películas, que incluyen los temas tratados durante estos miles de horas de entrevistas.
Estos testimonios también se presentan durante las exposiciones en Francia y en todo el mundo (Bélgica, Brasil, España, Italia, Rusia ...), y en otros medios tales como libros, DVD o en la televisión.
Cuarenta preguntas esenciales permiten descubrir tanto lo que nos separa como lo que nos une. Estos retratos de la humanidad de hoy son accesibles en este sitio internet. El corazón del proyecto, que es mostrar todo lo que nos une, nos une y nos diferencia, se encuentra en las películas, que incluyen los temas tratados durante estos miles de horas de entrevistas.
Estos testimonios también se presentan durante las exposiciones en Francia y en todo el mundo (Bélgica, Brasil, España, Italia, Rusia ...), y en otros medios tales como libros, DVD o en la televisión.
Todo comenzó con una avería de helicóptero, un día, en Malí. Esperando
al piloto, conversé con un aldeano durante todo un día. Me habló de su
vida cotidiana, de sus esperanzas, de sus miedos: su única ambición era
alimentar a sus hijos. Interrumpido mi trabajo para una revista, me
sumergía en los problemas más elementales. Me miraba directo a los ojos,
sin quejas, sin pedidos, sin resentimiento. Había llegado allí a
fotografiar paisajes, fui cautivado por su mirada, por su palabra.
Luego soñaba con poder escuchar sus palabras, sentir lo que nos une. Puesto que vista desde arriba, la Tierra aparece como una superficie enorme para compartir. Pero en cuanto aterrizaba, empezaban los problemas. Me encontraba confrontando la rigidez de las administraciones de cada país, y sobre todo la realidad de las fronteras impuestas por los hombres, símbolo de la dificultad de vivir juntos.
Vivimos una época increíble. Todo va a una velocidad enloquecedora. Tengo 65 años y cuando pienso en la manera en que vivían mis padre, es apenas creíble. Hoy tenemos a nuestra disposición herramientas de comunicación extraordinarias: podemos verlo todo, saberlo todo y la cantidad de información que circula nunca ha sido tan grande. Todo esto es muy positivo. Lo irónico es que al mismo tiempo, seguimos conociendo tan poco a nuestros vecinos.
Hoy, sin embargo, la única acción posible es ir hacia el Otro. Entenderlo. Pues en todas las luchas que están por venir, ya sea la pobreza o los cambios climáticos, ya no podremos actuar solos. El tiempo en que nos podíamos permitir pensar sólo en nosotros mismos, en nuestra pequeña comunidad se ha acabado. De ahora en adelante, no podemos ignorar lo que nos une y las responsabilidades que esto supone.
Somos más de siete mil millones en la Tierra, y no habrá desarrollo sostenible si no conseguimos vivir juntos. Es por eso que « 6 mil millones de Otros» es tan importante para mí. Creo en ello porque afecta a cada uno de nosotros, y porque es una incitación para actuar. Espero que cada uno a su vez tendrá ganas de hacer estos encuentros, de escuchar al Otro y darle vida a « 7 mil millones de Otros » agregando su testimonio para expresar su deseo de vivir juntos.
Luego soñaba con poder escuchar sus palabras, sentir lo que nos une. Puesto que vista desde arriba, la Tierra aparece como una superficie enorme para compartir. Pero en cuanto aterrizaba, empezaban los problemas. Me encontraba confrontando la rigidez de las administraciones de cada país, y sobre todo la realidad de las fronteras impuestas por los hombres, símbolo de la dificultad de vivir juntos.
Vivimos una época increíble. Todo va a una velocidad enloquecedora. Tengo 65 años y cuando pienso en la manera en que vivían mis padre, es apenas creíble. Hoy tenemos a nuestra disposición herramientas de comunicación extraordinarias: podemos verlo todo, saberlo todo y la cantidad de información que circula nunca ha sido tan grande. Todo esto es muy positivo. Lo irónico es que al mismo tiempo, seguimos conociendo tan poco a nuestros vecinos.
Hoy, sin embargo, la única acción posible es ir hacia el Otro. Entenderlo. Pues en todas las luchas que están por venir, ya sea la pobreza o los cambios climáticos, ya no podremos actuar solos. El tiempo en que nos podíamos permitir pensar sólo en nosotros mismos, en nuestra pequeña comunidad se ha acabado. De ahora en adelante, no podemos ignorar lo que nos une y las responsabilidades que esto supone.
Somos más de siete mil millones en la Tierra, y no habrá desarrollo sostenible si no conseguimos vivir juntos. Es por eso que « 6 mil millones de Otros» es tan importante para mí. Creo en ello porque afecta a cada uno de nosotros, y porque es una incitación para actuar. Espero que cada uno a su vez tendrá ganas de hacer estos encuentros, de escuchar al Otro y darle vida a « 7 mil millones de Otros » agregando su testimonio para expresar su deseo de vivir juntos.
¿Quieres saber como define la gente de todo el mundo la felicidad?
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