En la infancia todo era sencillo, claro
y bonito. Sabías que tienes que ir al cole, que tienes que hacer
ciertas cosas y obtenías resultados. Hacías A y obtenías B.
En el presente, haces A y las cosas se
vuelven caóticas. Llegas a preguntarte si los A hay que hacerlos, en
cuanto tiempo y de que manera. El caos aumenta. De repente añoras la
infancia, donde hacías A y obtenías B.
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