" El término autoestima no me gusta. Autoestima quiere decir
quererse. ¿Quién se quiere y quién no se quiere? Es difícil de decir, a
veces la autocompasión es una forma de quererse... En todo caso podría
significar querer la imagen propia con lo cual nos remite al peligroso
mundo del narcisismo. Sociólogos brillantes como Richard Sennett ya nos
han advertido de su naturaleza destructiva.
Al margen de que si
consideramos la autoestima como un valor nos equivocamos: tan nefasto
puede ser el defecto como el exceso, que llevaría a la arrogancia, la
soberbia y la vanidad. Prefiero hablar de reconocimiento, que es una
posición ética con respecto a uno mismo y con respecto al otro.
Si pasamos a la inteligencia emocional continúo manteniéndome crítico.
Veamos su procedencia... Martin Gardner planteó hace años la noción de
las inteligencias múltiples. La idea no estaba mal porque cuestionaba un
concepto monolítico y cuantitativo de la inteligencia. Pero luego se
convirtió en un nuevo dogma y una nueva escolástica. Hablaba de la
inteligencia intrapersonal y la interpersonal, es decir de la capacidad
de entenderse a sí mismo y a los otros. Aquí entraba también la empatía.
Sobre esta base elaboró Daniel Goleman su noción de inteligencia
emocional. Pero Goleman planteó que la falta de inteligencia emocional
era lo que conducía a personas brillantes intelectualmente al fracaso
personal. La inteligencia emocional significa entender las propias
emociones, la de los otros, ser empático, controlar las propias
emociones y tomar las decisiones correctas. El Ideal es el del control.
¿no nos advirtió ya Foucault que estamos pasando de la sociedad
disciplinaria a a la sociedad del control? Uno se evalúa a sí mismo
marcándose un plan y unos objetivos. Es una cuestión también de cálculo.
Lo que se nos plantea es la adecuación con un Ideal, que ya no es
religioso, que ya es terapéutico. Y como dice la psicología humanista ya
no somos pacientes, somos clientes. Todo se mercantiliza. Hasta la
filosofía, que se vende como asesoría personal. La terapia
cognitivo-conductual, como han denunciado psicólogos críticos como Ian
Parker, venden un modelo a imitar.
Me parece que se están
confundiendo muchas cosas. Se está trivializando y degradando lo que
tradicionalmente se llamaba el trabajo sobre uno mismo. Son los
ejercicios espirituales de la Antigüedad que recuperan filósofos
contemporáneos como Michel Foucault o Pierre Hadot. Recuperar para
aprender, no para repetir ni para imitar. El psicoanális lacaniano
también lo ha entendido bien cuando habla de que es el Yo el que debe
ceder al Ello. El Yo son siempre modelos, identificaciones, modelos
imaginarios o simbólicos, imagen o normas. Pero el Ello es algo más
singular, más propio, es nuestra singularidad que hay que desarrollar.
Que hay que construir con los materiales que surgen de nuestra propia
experiencia, no del Ideal del Otro. Este Ideal del Otro es el de la
sociedad liberal avanzada. Los últimos seminarios de Michel Foucault,
como decía antes. Empezaron a tratar el tema. Psicólogos y sociólogos
críticos británicos, el más importante de los cuales es Nicolás Rose, lo
han desarrollado. Se trata de pasar de lo público a lo privado.
Entiende la propia vida como una empresa, como una gestión de recursos
intelectuales y emocionales. Este es el modelo de la inteligencia
emocional: ser un buen empresario de sí mismo, gestionar bien las
emociones, calcular bien las inversiones emocionales, rentabilizarlas
bien. Tener autoestima, es decir desarrollar una imagen de nosotros
mismos acorde con este Ideal. Sé competente socialmente, emocionalmente,
lingüísticamente. Adaptarse, esta es la palabra clave. Y quien no lo
hace que acuda a la psicología o de la farmacología. Todos somos
clientes y consumidores potenciales este gran mercado, que empezó a
desarrollarse en Gran Bretaña y en USA paralelamente a los gobiernos de
Tatcher y de Reagan: abajo el Estado paternalista, que cada cual se
responsabilice de sí mismo.
Observemos como este lenguaje se va introduciendo en las empresas y en las instituciones. Como es el lenguaje en el que se están adiestrando todos los gestores de esta sociedad liberal avanzada."
Observemos como este lenguaje se va introduciendo en las empresas y en las instituciones. Como es el lenguaje en el que se están adiestrando todos los gestores de esta sociedad liberal avanzada."
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