Mientras Frankl consideraba la búsqueda de sentido como la motivación
más profunda de los seres humanos, recientemente el Análisis Existencial
ha distinguido otras tres motivaciones existenciales (o personales) que
preceden a la motivación del sentido y que mueven al ser humano
profunda y constantemente:
Al ser humano lo moviliza la pregunta fundamental de la existencia:
Al ser humano lo moviliza la pregunta fundamental de la existencia:
- Yo soy – pero ¿puedo ser y estar? ¿Tengo el suficiente espacio, protección y sostén? Una persona experimenta especialmente esto cuando se siente aceptada, lo que le permitirá a su vez tener una actitud personal de auto-aceptación. La carencia de esto conduce a la ansiedad (angustia).
- Yo estoy vivo—pero ¿me gusta vivir? ¿Experimento plenitud, afecto y aprecio por aquello que tiene valor en mi vida?. La dedicación requiere sentir lo valioso en la propia vida. Este valor fundamental consiste en un profundo darse cuenta de que es bueno existir (“soy y estoy aquí”). La carencia de esto conduce a la depresión.
- Yo soy yo – pero ¿me siento libre para ser yo mismo? ¿Experimento atención, justicia, aprecio, estima, respeto, mi propio valor? – Carencias a este nivel conduce a complejos de síntomas histriónicas así como a los principales trastornos de la personalidad.
- Yo estoy aquí – pero ¿para qué es bueno? ¿Qué puedo hacer hoy, para que mi vida sea parte de una totalidad con sentido? — ¿Para qué vivo? – Carencias a este nivel conducen a las adicciones y la dependencia.
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