—¿Podría decirme, por favor, qué camino he de seguir desde aquí?
—Eso depende en buena medida del lugar adonde quieras ir —dijo el gato.
—No me importa mucho adonde... —dijo Alicia.
—Eso depende en buena medida del lugar adonde quieras ir —dijo el gato.
—No me importa mucho adonde... —dijo Alicia.
—Entonces no importa por dónde vayas —dijo el gato.
LEWIS CARROLL, Alicia en el País de las maravillas.
Desde pequeños, nuestros profesores, padres y allegados nos han llamado la atención alegando "estás en babia" "estás pensando en las musarañas" "deja de soñar despierto".... Todas estas acusaciones tenían un sentido intrínseco. Para nosotros, nos llamaban la atención por estar fantaseando, por dejar correr muestra imaginación hacia nuestros deseos más profundos. Poco a poco, crecemos y maduramos y todos estos deseos, que de pequeños manteníamos con total firmeza y seguridad se van ocultando tras el velo de humo de la sociedad en la que vivimos. Ahora más que nunca, podemos afirmar que es la situación social la que en muchas ocasiones entierra nuestros deseos, haciendo que tomemos caminos seguros y carreteras principales, dejando las carreteras secundarias para los conductores suicidas. Pero...¿debemos dejar de soñar despiertos? La respuesta es ¡NO!, ni por un momento. Son nuestros sueños los que moldean nuestras aspiraciones, es la meta que queremos alcanzar y sólo si nos esforzamos y luchamos por ellos, se convertirán en algo real.
Desde pequeños, nuestros profesores, padres y allegados nos han llamado la atención alegando "estás en babia" "estás pensando en las musarañas" "deja de soñar despierto".... Todas estas acusaciones tenían un sentido intrínseco. Para nosotros, nos llamaban la atención por estar fantaseando, por dejar correr muestra imaginación hacia nuestros deseos más profundos. Poco a poco, crecemos y maduramos y todos estos deseos, que de pequeños manteníamos con total firmeza y seguridad se van ocultando tras el velo de humo de la sociedad en la que vivimos. Ahora más que nunca, podemos afirmar que es la situación social la que en muchas ocasiones entierra nuestros deseos, haciendo que tomemos caminos seguros y carreteras principales, dejando las carreteras secundarias para los conductores suicidas. Pero...¿debemos dejar de soñar despiertos? La respuesta es ¡NO!, ni por un momento. Son nuestros sueños los que moldean nuestras aspiraciones, es la meta que queremos alcanzar y sólo si nos esforzamos y luchamos por ellos, se convertirán en algo real.
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